El Desarrollo Local o más conocido como Desarrollo Rural, puede definirse como la intervención realizada con el objetivo de hacer crecer y progresar humana, social, política y culturalmente a los individuos, en un marco de actuación que presenta marcadas peculiaridades en lo que a tradiciones, cultura y territorio en sí mismo se refiere, que hace que los marcos de actuación deban ser diferentes a los empleados en un desarrollo general, es decir, los objetivos son los mismos, se busca mejorar la calidad de vida de las personas buscándose el progreso social de las mismas, pero en este caso, a diferencia del desarrollo comunitario general, debe hacerse hincapié en aspectos básicos como la cultura y educación para poder lograr los objetivos planteados además de trabajar la humanización del individuo de una forma completa y jerarquizada.
Actualmente, y en contra de algunos mitos establecidos, no se vincula únicamente el espacio rural al sector primario, éste pasa a ser una mera característica, en cambio sí se le atribuyen unas peculiaridades propias muy marcadas en lo que a cultura se refiere, incluyéndose los modos de vida, las tradiciones, conocimientos… propios del marco rural que le atribuyen una identidad propia en materia espiritual, intelectual y afectividad.
La Unión Europea considera que debe trabajarse en desarrollo local el territorio, la participación social, la población, el medio ambiente y la organización social, sin aparcar la necesidad de humanización del individuo para paliar sus demandas.
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